domingo, 22 de abril de 2012

TESTIGO DE LA FE


EL LAICO CATÓLICO
TESTIGO DE LA FE
EN LA ESCUELA

 (SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,1982)

"28. La tarea del educador católico está orientada a la formación integral de un hombre a quien se le abre el maravilloso horizonte de respuestas que sobre el sentido último del hombre mismo, de la vida humana, de la historia y del mundo ofrece la Revelación cristiana. Esas respuestas han de ser ofrecidas al educando desde la más profunda convicción de la fe del educador, pero con el más exquisito respeto de la conciencia del alumno. Es cierto que las diversas situaciones de éste en relación con la fe admiten muy diversos niveles de presentación de la vision cristiana de la existencia, que pueden ir desde las formas más elementales de evangelización hasta la comunión con la misma fe, pero, en cualquier caso, esa presentación deberá revestir siempre el carácter de un ofrecimiento, por apremiante y urgente que sea, y nunca el de una imposición.

Tal ofrecimiento no puede, por otra parte, hacerse fríamente y desde un punto de vista meramente teórico, sino como una realidad vital que merece la adhesión del ser entero del hombre para hacer de ella vida propia.

Síntesis entre fe cultura y vida

29. El logro de esta vasta tarea requiere la convergencia de diversos elementos educativos en cada uno de los cuales el educador católico laico tiene que comportarse como testigo de la fe. La comunicación orgánica, crítica y valorativa de la cultura (27) comporta, evidentemente, una trasmisión de verdades y saberes y en ese aspecto el educador católico debe estar continuamente atento a abrir el correspondiente diálogo entre cultura y fe —profundamente relacionadas entre sí-—, para propiciar a ese nivel la debida síntesis interior del educando. Síntesis que el educador deberá haber conseguido en sí mismo previamente.

30. Ahora bien, esa comunicación crítica comporta también por parte del educador la presentación de una serie de valores y contravalores, cuya consideración como tales depende de la propria concepción de la vida y del hombre. Pero el educador católico no puede contentarse con presentar positivamente y con valentía una serie de valores de carácter cristiano como simples y abstractos objetos de estima, sino como generadores de actitudes humanas, que procurará suscitar en los educandos; tales son: la libertad respetuosa con los demás, la responsabilidad consciente, la sincera y permanente búsqueda de la verdad, la crítica equilibrada y serena, la solidaridad y el servicio hacia todos los hombres, la sensibilidad hacia la justicia, la especial conciencia de ser llamados a ser agentes positivos de cambio en una sociedad en continua transformación.

Dado el ambiente general de secularización e increencia en el que el educador laico frecuentemente ejerce su misión, es importante que, superando una mentalidad meramente experimental y crítica, pueda abrir la conciencia de sus alumnos a la trascendencia y disponerlos así a acoger la verdad revelada.

31. A partir de tales actitudes el educador podrá ya subrayar con más facilidad lo positivo de unos comportamientos consecuentes con esas actitudes. Su máxima aspiración tiene que tender a que dichas actitudes y comportamientos lleguen a estar motivados y conformados por la fe interior del educando, alcanzando así su máxima riqueza y extendiéndose a realidades que, como la oración filial, la vida sacramental, la caridad fraterna y el seguimiento de Jesucristo, son patrimonio específico de los creyentes. La plena coherencia de saberes, valores, actitudes y comportamientos con la fe, desembocará en la síntesis personal entre la vida y la fe del educando. Por ello pocos católicos tan calificados como el educador, para conseguir el fin de la evangelización, que es la encarnación del mensaje cristiano en la vida del hombre."






Es claro que es fundamental el rol del docente y de los directivos creyentes para que la formaion de los alumnos en los colegios católicos no solo se limite a lo académico, deportivo y social. Seria intreresante reflexionar acerca de cómo los contenidos de las distintas asignaturas pueden ser también un disparador para abrir un dialogo con la fe, especialmente las de tipo humanistico aunque también las ciencias naturales.
El avance de las ciencias va contestando algunos interrogantes pero va abriendo cada vez mas, muchos de los cuales actualizan la pregunta acerca de Dios, la divinidad, el bien y el mal. Abrir todas las asignaturas , especialmente las naturales, a planteos en el aula sobre lo trascendente puede resultar muy enriquecedor y contribuir al desarrollo integral de los alumnos.



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